Puedo seguir tropezando en el camino,
dirigir mis batallas a la mera nada,
quemar y hundir todos mis navíos
en la mar de la que fui arrancada;
ese oceano en tus ojos, tu mirada,
por la que muero y por la que vivo.
Hueles a vacaciones y suenas a alivio,
sabes a menta y a café recién molido.
Tus ojos son el edén de vida y calma
donde está mi fe, pero también tu olvido.
Hazme un hueco en tu alma
para que sea nuestro nido.
dirigir mis batallas a la mera nada,
quemar y hundir todos mis navíos
en la mar de la que fui arrancada;
ese oceano en tus ojos, tu mirada,
por la que muero y por la que vivo.
Hueles a vacaciones y suenas a alivio,
sabes a menta y a café recién molido.
Tus ojos son el edén de vida y calma
donde está mi fe, pero también tu olvido.
Hazme un hueco en tu alma
para que sea nuestro nido.
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