Es tan educado usted
que confunde mi hambre con cortesía,
mi sed de usted con amable palabrería.
Un piropo como obligada cursilería
de niña decente.
Entonces, sepa usted,
y se lo digo sin afán de rozar la grosería,
que de tener su piel desnuda con la mía,
después de atarlo con mis manos, de todo yo sería,
menos decente.
que confunde mi hambre con cortesía,
mi sed de usted con amable palabrería.
Un piropo como obligada cursilería
de niña decente.
Entonces, sepa usted,
y se lo digo sin afán de rozar la grosería,
que de tener su piel desnuda con la mía,
después de atarlo con mis manos, de todo yo sería,
menos decente.
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