domingo, 29 de diciembre de 2019

Usted y la decencia.

Es tan educado usted
que confunde mi hambre con cortesía,
mi sed de usted con amable palabrería.
Un piropo como obligada cursilería
de niña decente.

Entonces, sepa usted,
y se lo digo sin afán de rozar la grosería,
que de tener su piel desnuda con la mía,
después de atarlo con mis manos, de todo yo sería,
menos decente.

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